escomo especificar lo que por ti siento, si tan solo calmaras mis antojos podría por fin expresarlo, ¡yo no miento! Con tus ojos pareces describírmelo que al igual que yo también lo sientes, pero tienes miedo de decírmelo y por eso otra vez mejor me mientes. Como ni tú ni yo nos atrevemos, y yo no sé escribir como poeta,
Decía «Si Dios tuviera encerrada en su mano derecha toda la verdad y en la izquierda no más que el siempre vivo anhelo de la verdad, aunque con el añadido de errar por siempre, y me dijese: "¡escoge!", caería yo, humilde, ante su izquierda, y le diría: "¡Padre, dame esto!; la pura verdad no es más que para Ti solo"».